jueves, 16 de octubre de 2014

Leyenda Mexicana 

Rolando

TUNKULUCHÚ
En El Mayab vive un ave misteriosa, que siempre anda sola y vive entre las ruinas. Es el tecolote o tunkuluchú, quien hace temblar al maya con su canto, pues todos saben que anuncia la muerte.
Algunos dicen que lo hace por maldad, otros, porque el tunkuluchú disfruta al pasearse por los cementerios en las noches oscuras, de ahí su gusto por la muerte, y no falta quien piense que hace muchos años, una bruja maya, al morir, se convirtió en el tecolote.
También existe una leyenda, que habla de una época lejana, cuando el tunkuluchú era considerado el más sabio del reino de las aves. Por eso, los pájaros iban a buscarlo si necesitaban un consejo y todos admiraban su conducta seria y prudente.
Un día, el tunkuluchú recibió una carta, en la que se le invitaba a una fiesta que se llevaría a cabo en el palacio del reino de las aves. Aunque a él no le gustaban los festejos, en esta ocasión decidió asistir, pues no podía rechazar una invitación real. Así, llegó a la fiesta vestido con su mejor traje; los invitados se asombraron mucho al verlo, pues era la primera vez que el tunkuluchú iba a una reunión como aquella.
De inmediato, se le dio el lugar más importante de la mesa y le ofrecieron los platillos más deliciosos, acompañados por balché, el licor maya. Pero el tunkuluchú no estaba acostumbrado al balché y apenas bebió unas copas, se emborrachó. Lo mismo le ocurrió a los demás invitados, que convirtieron la fiesta en puros chiflidos y risas escandalosas.
Entre los más chistosos estaba el chom, quien adornó su cabeza pelona con flores y se reía cada vez que tropezaba con alguien. En cambio, la chachalaca, que siempre era muy ruidosa, se quedó callada. Cada ave quería ser la de mayor gracia, y sin querer, el tunkuluchú le ganó a las demás. Estaba tan borracho, que le dio por decir chistes mientras danzaba y daba vueltas en una de sus patas, sin importarle caerse a cada rato.
En eso estaban, cuando pasó por ahí un maya conocido por ser de veras latoso. Al oír el alboroto que hacían los pájaros, se metió a la fiesta dispuesto a molestar a los presentes. Y claro que tuvo oportunidad de hacerlo, sobre todo después de que él también se emborrachó con el balché.
El maya comenzó a reírse de cada ave, pero pronto llamó su atención el tunkuluchú. Sin pensarlo mucho, corrió tras él para jalar sus plumas, mientras el mareado pájaro corría y se resbalaba a cada momento. Después, el hombre arrancó una espina de una rama y buscó al tunkuluchú; cuando lo encontró, le picó las patas. Aunque el pájaro las levantaba una y otra vez, lo único que logró fue que las aves creyeran que le había dado por bailar y se rieran de él a más no poder.
Fue hasta que el maya se durmió por la borrachera que dejó de molestarlo. La fiesta había terminado y las aves regresaron a sus nidos todavía mareadas; algunas se carcajeaban al recordar el tremendo ridículo que hizo el tunkuluchú. El pobre pájaro sentía coraje y vergüenza al mismo tiempo, pues ya nadie lo respetaría luego de ese día.
Entonces, decidió vengarse de la crueldad del maya. Estuvo días enteros en la búsqueda del peor castigo; era tanto su rencor, que pensó que todos los hombres debían pagar por la ofensa que él había sufrido. Así, buscó en sí mismo alguna cualidad que le permitiera desquitarse y optó por usar su olfato. Luego, fue todas las noches al cementerio, hasta que aprendió a reconocer el olor de la muerte; eso era lo que necesitaba para su venganza.
Desde ese momento, el tunkuluchú se propuso anunciarle al maya cuando se acerca su hora final. Así, se para cerca de los lugares donde huele que pronto morirá alguien y canta muchas veces. Por eso dicen que cuando el tunkuluchú canta, el hombre muere. Y no pudo escoger mejor desquite, pues su canto hace temblar de miedo a quien lo escucha.
Aspectos Culturales:
Religión
Creencias
Muerte
Vestimenta
Festejos

EL CUARTO SOL

Los dioses estaban muy contentos por haber creado la tierra, el agua, el fuego y la región de los muertos (Mictlán). Pero se dieron cuenta de que el sol alumbraba muy poco y no calentaba. Se reunieron en consejo para crear de nuevo al sol. Tezcatlipoca se ofreció para ser el sol y empezó a alumbrar la Tierra, comenzando el primer Sol o la primera era.
Queatzalcóalt, al verlo, sintió deseos de ser él quien alumbrara al mundo así que corrió hasta donde estaba Tezcatlipoca y lo derribó del cielo con un fuerte golpe haciéndolo caer al agua. Queatzalcóalt se transformó en sol. Este fue el segundo Sol.
Tezcatlipoca se convirtió en tigre y derribó a Queatzalcóalt de un zarpazo, éste enfurecido soltó todos los vientos y los ciclones. La gente corría asustada y los dioses los convirtieron en monos. Como ya habían inventado dos veces al hombre, estaban muy desanimados pues su proyecto no terminaba de resultar exitoso. De repente Tláloc les manifestó que él sería el sol, que él alumbraría la tierra. Este fue el tercer Sol.
Todo parecía marchar bien pero, siendo el dios de la Lluvia Tláloc, hizo que cayera fuego del cielo, convirtiendo los ríos en llamas. Todo el mundo corría muerto de miedo y los dioses transformaron a las personas en aves para que se pudieran salvar. Los dioses se preguntaban qué hacer y fue cuando Queatzalcóalt propuso a Chalchiuhtlicue, diosa del Agua, para lucir como astro solar. Este fue el Cuarto sol. Tampoco dio resultado pues sólo hubo inundaciones y lluvias y los hombres solicitaban ser peces para salvarse. Los dioses los convirtieron en peces y en diversos animales acuáticos.
Como llovió durante días y días, el cielo cayó sobre la tierra. Queatzalcóalt y Tezcatlipoca se convirtieron en árboles para levantarlo. Los dioses quedaron muy tristes porque habían fallado en su intento de crear al sol y en consecuencia, habían acabado con la raza humana.
Aspectos Culturales:
Religión
Creencias



EL AGUA Y EL AMOR
Bolochen es un pueblo que aunque creció en torno a nueve pozos, periódicamente padecía de sequía. Tenían como jefe a un astuto y valeroso guerrero que se enamoró de una hermosa doncella. La madre de la chica se sintió temerosa de perderla, pues era un amor correspondido y decidió esconderla en el lugar más recóndito que conocía.
La desaparición de la doncella provocó que el jefe se olvidase de su pueblo; rogó a los dioses y pidió ayuda a sus gentes para la bús­queda de la joven. Alguien escuchó un sollozo en una gruta cercana; el rastreo se centró en ella. El guerrero entró y sólo encontró una enorme sima de bordes de cristal, pero el sollozo se percibía. Decidieron construir una enorme escalera con árboles y lianas. Efectivamente, en el fondo se encontraba la muchacha. Fue sacada y con ella volvió la alegría. Dentro de la gruta encontró siete estanques formados en la roca: Chacha (agua roja), Pucuelha (tiene olas como el mar), Sallab (salto de agua), Akabha (agua oscura), Chocoha (agua caliente), Ociha (agua lechosa) y Chimaisha (con muchos insectos).
Desde entonces no importa nada, ni tan siquiera se acordaban de Chac y de las jugarretas que de vez en cuando les hacía cuando les castigaba con la sequía.
Aspectos Culturales:
Valores: Amor 
Religión
Creencias 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario